Cantinflas y los zopilotes
Alberto Vieyra G. miércoles 12, Ago 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Hablar mucho y hacer poco es sinónimo de cantinflear, es decir volver locos al público con un lenguaje de “choro” mareador. Sólo que el lenguaje que usaba Mario Moreno Reyes, Cantinflas, era un lenguaje inteligente que espontáneamente provocaba carcajadas a mandíbula batiente, a diferencia de los politicastros que dejan el cerebro en sus casas y se comunican con un lenguaje cantinflesco con la intención de no asegurar cosas que luego no puedan cumplir, es decir, verdades a medias para distraer o confundir a los mortales que a ciegas y producto del engaño votaron por ellos alguna vez o votarán por ellos en las próximas elecciones.
Le pongo un ejemplo muy simple: Aquél candidato que buscaba ser gobernador y en un mitin les prometía a la gente meterles la carretera y construirles un puente. Ante ello, los electores se miraron unos a otros y un sencillo habitante le preguntaría al candidato “¿Y pa´que queremos el puente, si ni siquiera tenemos un río?…” La respuesta del politicastro sería “también me comprometo a meterles el río”.
Definitivamente, a los gobernantes del diablo se les ha agotado el repertorio dialéctico de tanto mentir y han recurrido plenamente al lenguaje cantinflesco, caracterizado esencialmente por abrir la boca y alargar un discurso que en realidad no dice ni significa nada, es una especie de contralenguaje sin sustancia, palabras para confundir y camuflar el vacío expresivo.
En el actual sexenio vemos al Presidente de la República y sus corifeos convertidos en Cantinflas corrientes que dicen mucho y hacen poco, es decir que hacen mucho ruido, pero con pocas nueces.
El caso del disque científico Cantinflas, Hugo López-Gatell es el ejemplo más representativo de ese lenguaje cantinflesco barato y mareador. Ese moderno Cantinflas barato ha engañado de punta a punta a los mexicanos sobre la pandemia del coronavirus y su “choro” mareador cantinflesco lo haría acreedor a la cárcel por negligencia criminal, claro si en México hubiese un Estado de derecho y no, un Estado de derechueco que aplica el Presidente de la República en turno sólo para castigar a sus enemigos políticos, bajo el disfraz de combatir a la corrupción, cuando sabido es que los corruptos son ellos y prácticamente toda la clase política.
En defensa de ese Cantinflas del “choro” mareador de la pandemia del coronavirus, su patrón AMLO lo defiende a capa y espada. Este pasado 10 de agosto el Presidente hizo una enésima defensa de inmoral funcionario y de paso, arremetiendo contra la prensa y los periodistas a los que acusaría de “zopilotes” que sólo hablan de los más de 52 mil muertos por la pandemia y no de lo que al Presidente de la República le interesa, los casos Lozoya, Genaro García Luna o su pleito casado con los ex presidentes, Vicente Fox y Felipe Calderón.
Sí a AMLO, igual que a Donald Trump y otros inmorales politicastros, les choca y rechoca que les hablen de sus muertos, porque los muertos para ellos gozan de cabal salud y porque no son rentables para las próximas elecciones. AMLO quiere que todo mundo le aplauda porque su verdad es equiparable a la de Jesucristo, pero estamos ante una grotesca comparación porque Jesucristo ha sido “El hombre más grande de todos los tiempos”, un hombre sin defecto alguno, mientras que AMLO es un mortal imperfecto con siete defectos capitales que lo hacen ser títere de sus emociones. ¿Verdad que no es lo mismo que lo mesmo?
La cuestión es que al paso que vamos pronto la pandemia dejará un Estadio Azteca repleto de muertos y alguien tiene que responder por ellos, ya que la infame e irresponsable estrategia gubernamental con la que se ha enfrentado al coronavirus merece un castigo ejemplar en las urnas en las próximas elecciones federales. ¿O acaso a AMLO le perdonará la nación azteca sus muertos por el coronavirus y los más de 70 mil que ya dejan las mafias criminales, sólo porque él y López-Gatell nos cantinflean de lo lindo y culpan a la “chambada zopilotada”, de ello? ¡Hasta cuándo AMLO será hombrecito que responda por lo que hace, pero sin sacarle al bulto!