“Amor y paz”
Alberto Vieyra G. miércoles 7, Oct 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¡No qué no tronabas pistolita! Con un “amor y paz”, AMLO tuvo que doblar las manos después de que seguramente leyó y releyó al primer emperador de México, Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu, quien sostenía la tesis de que “para gobernar a México se requiere contar con el apoyo de 3 facciones fundamentales: El Ejército, la Iglesia o las iglesias y los empresarios”.
AMLO siente comezón contra lo que él dio en llamar “la minoría rapaz que ha robado mucho” y que no es otra cosa que la crema, la nata y el jocoque de los empresarios de México, pues no acepta la alianza IP-gobierno para trabajar en proyectos de infraestructura, pues la mentalidad de Andrés Manuel López Obrador es de mediados del siglo pasado cuando en México imperaba la llamada economía mixta, en la que el Estado mexicano era el que partía el queso y los empresarios estaban en segundo lugar en materia económica, pero al entrar en vigor la era neoliberal, el empresariado tomó un papel relevante demostrando que el gobierno no puede hacer obras de infraestructura por sí solo y menos crear empleos. Parece que algún poder humano ¿o fue la Covid-19 que ahondó en la catástrofe económica de México lo que lo ablando?… la cuestión es que AMLO tuvo que admitir que, sin los empresarios, su gobierno no pasará de perico a perro y desde Palacio, este lunes, anuncio la alianza con la IP (iniciativa privada) para reactivar la economía con la creación de unos 200 mil puestos de trabajo a través de 39 proyectos de infraestructura en el país. Muchas caras sonrientes, poca distancia, mucho bombo y platillo y sólo faltó que se jurarán amor eterno en un “amor y paz”.
¿Cuánto durará ese idilio entre AMLO y la IP? ¿O será otra tomada de pelo del inquilino de Palacio Nacional? ¿Deveras, deveras los empresarios ya recuperaron la confianza en el Presidente menos digno de confiar en la era sexenal?
Y a propósito de cercanías y de “amor y paz”, investigadores de la UNAM han revelado en un estudio que estar enamorados fortalece al sistema inmunológico contra la macabra pandemia del coronavirus. Tiene sentido el descubrimiento, pues los odios en el hígado, lo único que provocan es que el sistema inmune ande blandengue y nuestro cuerpo desarrolle muchas enfermedades que van desde el cáncer hasta pequeñas sintomatologías que conocemos como dolores psicosomáticos, por los cuales la gente abarrota los hospitales convirtiéndolos en bodegas de neuróticos.
El asunto es que ante los empresarios y ante todo mundo AMLO sigue sin usar cubrebocas; desde luego que es un mal ejemplo para la población o un ejemplo a no seguir. Aunque AMLO se sienta indestructible, el virus agarra parejo y el caso más emblemático resulta ser el güero loco, Donald Trump, quien sigue de burloncito ante la macabra enfermedad y jamás la ha tomado en serio, tanto que hasta la cuarentena rompió en un hospital militar en EU para salir y decir que “no teman” …que sólo Judas temió. No he encontrado a un solo mortal que no se alegre porque la bestia trumpiana se contaminó de Covid-19. Las mofas populares van desde un “¡Lero, lero!”, hasta un “se lo merece ese güey”. ¿Y la necedad de AMLO al no usar cubrebocas ni guardar la sana distancia lo llevará al hospital militar, a menos que ya le haya dado el coronavirus de manera asintomática o le fallen sus amuletos? Habrá muchos que se alegren también.