Fueron los ministeriales
Augusto Corro martes 17, Ene 2012Punto por punto
Augusto Corro
Dos policías ministeriales (judiciales) son los responsables de las muertes de los normalistas de Ayotzinapa: Gabriel Echeverría y Jorge Alexis Herrera. Lo anterior fue informado por la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero, en una conferencia de prensa.
Los acusados son Ismael Matadamas Salinas y Rey David Cortés Flores. En las videograbaciones se ve cómo accionan sus armas.
Los hechos se registraron el 12 de diciembre pasado, cuando los representantes de la ley abrieron fuego contra estudiantes que se manifestaban en la Autopista del Sol, para exigir la solución de varias demandas añejas, así como el nombramiento del director del plantel, que tenía a la escuela sin clases desde dos meses atrás.
Como señalamos, dos jóvenes perecieron en el sitio de la represión, varios resultaron heridos. Además, murió el empleado de una gasolinera que intentó apagar el fuego provocado en una de las bombas del establecimiento.
Es importante saber que por primera vez la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), debido a reformas de la ley, participa directamente en las investigaciones.
Quizá por esta razón, se ha llegado al fondo de lo ocurrido ante una actitud sesgada del gobernador de Guerrero, Angel Aguirre, que tenía el propósito de desviar las acusaciones contra sus policías y proteger la imagen personal.
El problema se complicó porque durante el acto represivo participaron policías de los tres niveles: municipal, estatal y federal. Esta última se empeñó en perseguir y patear a los estudiantes indefensos.
A pesar de que se identificó a los responsables de los asesinatos, los estudiantes manifestaron que no regresarán a clases en estos días, “porque estamos en un proceso de lucha, para exigir justicia por la muerte de nuestros compañeros”.
Ahora el gobernador guerrerense, el perredista Angel Aguirre tendrá que explicar en qué consistió su orden de “limpiar” la carretera. Desde la llegada al poder del multicitado Aguirre, Guerrero cayó en una violencia total con la participación de los grupos de narcotraficantes, al grado de que Acapulco es una de las ciudades más peligrosas del mundo. Por lo pronto, la petición de juicio político al gobernante sigue vigente.
COMPADRE MILLONARIO
La policía detuvo a Alfredo Arango García, ex secretario de Salud en el gobierno de Mario Marín Torres, mi gober precioso, bajo la acusación de enriquecimiento ilícito.
Lo anterior es parte de la lucha que libra el actual gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, en su lucha contra la corrupción.
El ex funcionario fue ingresado al Centro de Reinserción Social de San Miguel. El hecho se dio en estos días, marcados por el presunto retorno de Mario Marín Torres a la actividad política, en busca de un escaño en el Senado.
Como es tradición, algunos ex mandatarios estatales buscan el fuero de legislador para protegerse de las acusaciones ocasionadas durante su mal gobierno.
El caso de mi ex gober precioso no tiene por qué ser la excepción. El propio Mario Marín Torres fue señalado como uno de los propietarios de una empresa de renta de helicópteros y aviones.
En su oportunidad la periodista y escritora Lydia Cacho informó que ocho gobernadores priístas eran clientes de la aerolínea del citado mandatario poblano. No se sabe de ninguna investigación oficial sobre este asunto.
Sabe muy bien mi ex gober que si alcanza a colarse en el Senado, será más difícil que lo alcance el brazo de la justicia.
VER PARA CREER
Resulta que la izquierda mexicana es un ejemplo de buena conducta política. Sus precandidatos no rompen un plato. Todo va viento en popa para elegir a su abanderado en la lucha por el gobierno capitalino.
Sabedores de que sus constantes conflictos tienen harto al electorado, los principales protagonistas de los escándalos fueron los primeros en pedir paz.
Nos referimos a “Los chuchos”, esa parte ignominiosa del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que bajó a su precandidato, el senador Carlos Navarrete, de la precandidatura y declinó a favor de Alejandra Barrales.
Estamos, pues, en presencia de una izquierda supuestamente moderna, comodina diría yo, apoyada en el amor al prójimo, con su código de ética política, muy parecido al de cualquier religión.
Todo sea por conseguir votos. El propio dirigente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) parece un misionero de la época de la conquista, con esos discursos apaciguadores que llaman al amor y a la concordia a los explotadores dueños del poder y del dinero, en acto de simulación sin precedente.
En plena santidad se desarrolla la lucha política en el interior del PRD, Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC) antes Convergencia. Lo interesante es tener idea de cuánto tiempo durará ese estado idílico de amor y paz entre las tribus perredistas.
La idea de las encuestas para conocer a los precandidatos mejor posicionados logró resultados mágicos, pues ya no se ven esos mítines o manifestaciones de apoyo de las bases a sus líderes, que cerraban calles y lugares públicos.
Hoy, las tribus, muy civilizadas, esperan el conteo que les permita conocer el nombre del candidato por el que tendrán que votar en julio próximo. Por eso los militantes de los diferentes grupos tienen más tiempo para disfrutar del futbol los domingos, salir con la familia a pasear a Chapultepec o a visitar a los parientes.
La comodidad que brindan las encuestas en la vida política de los capitalinos lleva a estos a olvidarse de las pancartas y de los acarreos tradicionales. Atrás quedaron las filas para recibir la torta y el refresco. No todo es perfecto.