Cooperacha como en subasta
¬ Juan Manuel Magaña jueves 19, Sep 2013Los señores diputados aprobaron una mísera aportación para los damnificados por el huracán Ingrid y la tormenta Manuel.
Extraña la sesión de ayer en la que pareció que su muy necesitada coperacha estaba a subasta. Se acordó que cada uno de los 500 diputados aporte un mínimo del equivalente a 5 días de su dieta, es decir, 12 mil 300 pesos.
No se vayan a quedar pobres con ese gran ejemplo de solidaridad que le están dado a la patria.
Y peor su espectáculo populista. En la subasta de cifras, los 101 diputados del PRD, que apenas llegan se vuelven Macpatos, decían que ellos mejor iban a contribuir con un mes completo de su dieta, o sea, con 75 mil 379 pesos, lo que daría, en caso de que aflojen, un total de 7 millones 613 279 pesos.
A su vez los diputados de Acción Nacional simplemente dijeron que su aportación sería de 15 días por cada uno de sus 114 integrantes. O sea, 4 millones 296 mil pesos. De seguro son más pobretones que los perredistas.
No deja de seguir siendo como quitarle un pelo a un gato, si se tiene en cuenta que cada diputado gana nominalmente casi un millón de pesos por año, casi tres en los tres años que dura su encargo. Nominalmente, porque luego se les sabe de entradas inconfesables.
Si cada uno gana en total tres millones y suman 500, esta legislatura cobrará en sus tres años mil 500 millones de pesos. Pero oficialmente se van a desprender de sólo 6 millones 150 mil pesos.
Esas son las cosas que salen a flote con las inundaciones. Los que tienen sentimientos de culpa quieren con ellas lavarse el rostro. Políticos y conductores de la tele suelen ir a mostrarse mojándose los zapatos para hablar de sí mismos y de quienes les pagan.
También sale a flote el pasado. Vienen los malos recuerdos. La tormenta Manuel hizo trizas la Autopista del Sol, en el tramo Chilpancingo-Acapulco. Descubren los expertos que hay materiales de baja calidad en la carpeta asfáltica y debilidad en los túneles.
¿Cuándo se hizo esa obra? En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Al poco tiempo tuvo que ser reparada, lo que absorbió, como arena acapulqueña, cientos de millones de pesos.
En su hechura participaron tres grandes consorcios, ICA, GMD y Tribasa y luego fue “rescatada” en la administración zedillista porque para los empresarios que la administraron el negocio no salió.
¿Hay algún responsable de los errores y chanchullos? Nadie.
Están por salir muchas más cosas en perspectiva: actos de corrupción en construcciones y permisos de asentamientos. Acapulco es una enorme urbe, que ahora sufre su formación en caos. La otra cosa que saldrá a flote: ¿quién no dio la voz de alerta a tiempo a pobladores y turistas en las zonas afectadas?