Nadie se queda atrás: Sheinbaum Pardo atiende la tragedia en territorio
Hans Salazar, Opinión domingo 12, Oct 2025Hans Salazar
- La Presidenta recorre zonas inundadas, supervisa refugios y ordena apoyo inmediato a las familias afectadas en cinco estados
Mientras gran parte del país enfrenta lluvias históricas, desbordamientos de ríos y comunidades enteras bajo el agua, la respuesta del gobierno de México ha sido inmediata y en coordinación total. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo tomó personalmente el mando de la emergencia, instaló desde el viernes pasado el Comité Nacional de Emergencia y desplegó a las fuerzas federales bajo una instrucción puntual: “Nadie quedará en el desamparo.”
La tragedia ha golpeado especialmente a San Luis Potosí, Querétaro, Veracruz, Puebla e Hidalgo, donde ya se aplica el Plan DN-III-E del Ejército y el Plan Marina para rescate y atención humanitaria. Según datos del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), en solo 72 horas el balance pasó de 77 a 110 municipios con daños severos, confirmando la magnitud de la emergencia.
Una Presidenta que gobierna en campo
Sheinbaum no espera partes informativos en Palacio Nacional ni se resguarda detrás de funcionarios. Viaja, supervisa, pregunta, coordina, escucha. Está en territorio, en diálogo directo con la gente, en albergues y zonas inundadas. Lo hizo ya al inicio de su gobierno, cuando atendió personalmente la devastación del huracán “John” en Acapulco, Tlapa, La Montaña, en Guerrero, y la costa de Oaxaca. Hoy, repite una premisa clara: el gobierno está donde está el pueblo.
En jeans, botas y sin aparato mediático, Sheinbaum recorrió zonas afectadas para evaluar daños y acelerar la instalación de refugios y comedores comunitarios. Desde ahí anunció el inicio del censo de personas damnificadas, paso indispensable para entregar apoyos directos y reconstruir lo perdido. La presidenta ha utilizado sus propias cuentas oficiales en redes para informar avances, sin intermediarios y con datos verificables.
“A las personas que perdieron a un familiar, no solo expresamos solidaridad: tendrán nuestro apoyo directo. Y a quienes aún no encuentran a sus seres queridos, les pido llamar al 079, porque hay un equipo especializado atendiéndoles”, declaró.
Respuesta nacional coordinada
El operativo de emergencia reúne a Sedena, Marina, Guardia Nacional, Protección Civil, Bienestar, Salud, Conagua, CFE y gobiernos estatales y municipales. Las prioridades son claras:
- Rescate y salvamento en zonas incomunicadas
- Evacuación preventiva en márgenes de ríos y presas
- Refugios temporales con alimentación caliente
- Restablecimiento de energía eléctrica
- Atención médica y sanitización
- Censo para entrega de apoyo económico y reconstrucción
Mientras tanto, más de la mitad del país se mantiene en alerta meteorológica debido a la entrada del huracán “Raymond” por Baja California y su posible impacto en la zona centro. Se espera que este lunes 13 de octubre, Sheinbaum encabece una evaluación nacional para anunciar nuevas medidas preventivas y refuerzos operativos.
Humanismo y responsabilidad
La emergencia exhibe dos estilos de gobernar: el que administra tragedias a distancia y el que asume responsabilidad en el terreno. La presidenta no delega el liderazgo en tiempos difíciles; lo ejerce. Va al frente de los operativos y lo hace con claridad moral: salvar vidas antes que hacer política.
El rostro humano del gobierno federal se ve en la presencia institucional en refugios, en la logística de ayuda, en el acompañamiento a familias afectadas, en la búsqueda de desaparecidos y en la reconstrucción que vendrá. Porque aquí no hay improvisación: hay conocimiento técnico, coordinación y autoridad.
Sí, algo está cambiando en México. La distancia entre la política y la gente comienza a desaparecer justo donde más importa: en la tragedia y en la esperanza.
Se acabó el paraíso fiscal de los poderosos
- El SAT logra ingresos sin precedentes: 4.6 billones de pesos en 2025 gracias al combate a la evasión y la corrupción
Durante décadas, el sistema fiscal mexicano fue diseñado para proteger privilegios, no para recaudar justicia. La carga tributaria se descargaba con rudeza sobre los trabajadores, profesionistas y pequeños negocios, mientras un puñado de millonarios, consorcios privados y empresas extranjeras vivían en un auténtico paraíso fiscal tolerado desde el poder. Ese modelo, sostenido por corrupción institucional, condonaciones masivas y complicidades judiciales, hoy llegó a su fin.
En 2025, México alcanzó una recaudación histórica de 4.6 billones de pesos, la cifra más alta que se haya registrado. Y el dato no es menor: no se incrementaron impuestos, no se crearon nuevos gravámenes y tampoco se recurrió al endeudamiento irresponsable. Lo que cambió fue otra cosa: se acabaron las condonaciones fiscales a los poderosos, se desmantelaron redes de factureras y se enfrentó la evasión como crimen económico, no como travesura empresarial.
Los viejos gobiernos sabían que era posible recaudar más sin sangrar al pueblo, pero no quisieron hacerlo porque respondían a intereses de élite. Usaron al SAT como moneda de cambio para negociar favores políticos, perdonar fortunas a grandes consorcios, ocultar fraudes fiscales y permitir robos institucionales disfrazados de créditos incobrables o devoluciones “legales” al amparo de jueces corruptos. Hoy ese pacto de impunidad se quebró.
El cambio es estructural: el dinero público dejó de ser botín para convertirse en inversión social. Lo que antes se iba a los bolsillos de unos cuántos, ahora sostiene programas de bienestar, salud, educación, infraestructura y vivienda digna para millones de familias. Lo que antes se perdía en paraísos fiscales, hoy fortalece la economía real.
Los resultados no llegaron solos. Fueron producto de tres decisiones de Estado: orden fiscal sin privilegios, combate frontal a la corrupción y disciplina republicana. Era imposible limpiar la casa sin tocar intereses. Y se tocaron. Se acabó el “borrón y cuenta nueva” para magnates, se frenó el abuso del amparo como escudo de evasores profesionales y se inició una nueva relación entre Estado y grandes contribuyentes basada en legalidad, no en favores.
Quedó demostrado que México no era un país pobre, era un país saqueado. Y cuando se gobierna con honestidad, el presupuesto alcanza. Por primera vez en décadas, los impuestos regresan al pueblo en lugar de perderse en bolsillos privados. Esa es la verdadera transformación: la hacienda pública al servicio de la justicia social.
Si 2025 cerró con una recaudación histórica, el horizonte es aún mayor: en 2026 se proyecta alcanzar 6.4 billones de pesos en ingresos, lo que consolidará este nuevo modelo de nación: sin corrupción arriba, con dignidad abajo y con un Estado que por fin cumple su mandato constitucional: proteger el interés público.
Algo está cambiando en México. Y no es discurso: son números. Se acabó el paraíso fiscal de los poderosos. Era hora.
Seguridad: Resultados medibles, estrategia con rumbo y Estado con autoridad
- México rompe la inercia de la violencia: 32% menos homicidios en un año y un enfoque estratégico que enfrenta a las mafias con inteligencia, coordinación y Estado de derecho
Durante años, México vivió bajo el peso del miedo. El sonido de las sirenas se volvió paisaje, la cifra de asesinatos un número que ya no estremecía, y el Estado, una figura lejana que aparecía solo para recoger los cuerpos o justificar su ausencia. La violencia había dejado de ser noticia; se había vuelto rutina.
Hoy, por primera vez en décadas, esa rutina comienza a romperse. No con discursos ni promesas vacías, sino con resultados medibles: una reducción del 32% en homicidios dolosos, 27 vidas salvadas cada día. La diferencia no está solo en los números, sino en el sentido político y humano que los respalda: la recuperación del Estado como garante de la vida.
Gobernar sin miedo: la autoridad vuelve al centro
La presidenta Claudia Sheinbaum no eligió el camino fácil. Pudo seguir la ruta de la confrontación sin estrategia o de la complicidad disfrazada de “paz negociada”. En cambio, eligió gobernar con rumbo, con datos, con inteligencia. Su proyecto no es una guerra; es una reconstrucción.
Un Estado que regresa a los territorios donde solo mandaban las armas; que recupera aduanas antes administradas por las mafias; que investiga a quienes durante años robaron combustible, dinero y vidas. El crimen dejó de dictar las reglas.
Seguridad con cabeza y con corazón
No se trata solo de fuerza, sino de razón. La inteligencia operativa sustituye la improvisación; la coordinación reemplaza el caos. Y a la par, la política social sostiene la paz con educación, empleo y justicia. La estrategia de seguridad se volvió integral porque entiende que el crimen no nace del vacío, sino del abandono.
Donde antes había persecución sin sentido, hoy hay presencia institucional. Donde antes había pactos, hoy hay procesos judiciales. Donde antes había simulación, hoy hay política pública con resultados.
La cifra más importante: vidas que siguen aquí
Los números fríos esconden historias cálidas. Detrás de esa reducción de homicidios hay familias que volvieron a dormir sin escuchar disparos, niñas que regresan solas de la escuela, jóvenes que eligieron estudiar en lugar de empuñar un arma. La seguridad se mide en cuerpos que ya no caen, en madres que ya no lloran, en comunidades que vuelven a confiar.
Eso también es política: devolver la vida donde antes solo había muerte. Falta camino, pero el rumbo está trazado
México no está en paz, pero por primera vez en mucho tiempo, camina hacia ella. Quedan pendientes enormes: la extorsión, la corrupción judicial, la impunidad estructural. Pero lo que ha cambiado es la dirección. El país ya no se hunde. Se está levantando.
Y ese cambio no se impone desde arriba: se construye con la gente, en la calle, en los barrios, en los municipios que hace poco parecían olvidados.
Epílogo: el Estado volvió
La seguridad no se recupera con miedo, sino con autoridad moral.
Hoy, frente a las cifras y los hechos, puede decirse con claridad: el Estado mexicano volvió a ocupar su lugar, no para perseguir, sino para proteger; no para controlar, sino para servir; no para rendirse, sino para gobernar.
México ya no está solo ante el crimen. Tiene una estrategia, una Presidenta que la sostiene y una sociedad que empieza a sentir que la vida, de nuevo, vale más que el miedo.
PATAS
La presidenta Claudia Sheinbaum tomó personalmente el mando de la emergencia por las lluvias, instaló el Comité Nacional de Emergencia y desplegó a las fuerzas federales bajo una instrucción puntual: “Nadie quedará en el desamparo”.
En 2025, México alcanzó una recaudación histórica de 4.6 billones de pesos, la cifra más alta que se haya registrado.
Detrás de una reducción de homicidios hay familias que volvieron a dormir sin escuchar disparos, niñas que regresan solas de la escuela, jóvenes que eligieron estudiar en lugar de empuñar un arma.











